CONECTANDO GENERACIONES

Desde siempre ha existido el conflicto generacional, la expresión de las diferencias que existen entre padres e hijos, tanto físicos, ideológicos y espirituales, esa disparidad entre fundadores seguidores.

En el antiguo Egipto “se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José; y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros” (Ex.1:8,9).

Roboam, heredero del prominente reino estable de Israel “dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él”, ocasionando que se dividiera el Reino (I Rey.12:8).

ESPACIO PARA EL MEJORAMIENTO

Históricamente, siempre se ha intentado hacer mucho para eliminar el conflicto existente entre dos generaciones, o al menos reconciliarlo, cosa que se logra hasta cierto punto y solo en algunos aspectos, pero que a veces nos confunde hasta olvidarnos que el conflicto es necesario para evolucionar.

Esta pugna natural entre los anteriores y los posteriores es inevitable y, de hecho, constituye una parte necesaria de la sociedad, de la familia y también de la Iglesia cristiana.

¿No es acaso lo ideal que cada generación, ya sea familiar o espiritual, sea mejor que la anterior? ¿Quién de nosotros, como padres, no quisiéramos que nuestros hijos tuvieran lo que nosotros no tuvimos, lograran lo que no pudimos lograr y llegaran a hacer lo que nosotros no pudimos?

A nivel Iglesia cristiana, estamos viendo una generación nueva muy capaz de cargar con todo lo difícil que le toca vivir y resolver para ser luz en medio de su tiempo, pero que a la vez necesita la cobertura, guía e intercesión de padres espirituales que canalicen su energía.

La solución, entonces, es la conexión.

LA IMPORTANCIA DE LO NUEVO

Toda generación actual tiene que dar lugar a lo nuevo de Dios, en cada temporada. Dice Dios: “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad” (Is.43:19).

El propio Nuevo Pacto, es una señal de que, aunque Dios no cambia, crea diferentes temporadas para ir desarrollando su propósito eterno. “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer” (Heb.8:13).

El Antiguo Pacto fue 100% de Dios, pero tuvo que pasar para dar lugar al Nuevo, también 100% divino... "un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas" (Heb.8:6).

FALSOS Y VERDADEROS CONCEPTOS

Ahora bien, ¿cuál es, entonces, la mejor solución al conflicto generacional?

1. No se trata de reconciliar todos los aspectos de cada generación, porque no habría espacio a la innovación, al cambio o la mejora.

2. Tampoco se trata desechar a la generación que va pasando, en ninguna manera, porque nadie puede aportar lo que solo aportan los adultos, los experimentados, los anteriores, los fundadores de un organismo. “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos” (Jer.6:16).

Se trata mas bien de conectar a las generaciones, de provocar una comunicación interactiva entre ellas, de crear una cultura de diálogo que dé pie al aporte de cada uno al bien común, al bienestar de la sociedad, de la humanidad, de la familia, de la iglesia y de la visión de un ministerio.

Todos nos necesitamos a todos para complementarnos. Alguien dijo una vez el sabio consejo: “Ni todo lo nuevo es bueno, ni todo lo viejo es malo”. Dios está siempre a favor de aprender del otro, como los apóstoles aprendieron del Señor, desde que “estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar” (Mr.3:14).

LA META DEL APRENDIZAJE

El conflicto no es malo, sino el orgullo de los adultos sobre los jóvenes y el de los jóvenes sobre los adultos (refiriéndonos a adultos y a jóvenes en un sentido universal, tanto literal como aplicado en todo). “Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo” (Pr.27:17). “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Fil.2:3).

Desde el tiempo antiguo, Dios dijo a su pueblo, Israel: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y cuando mañana te pregunte tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre” (Ex.13:14; Dt.6:6,7).

Aun para las cosas mas practicas de la vida natural y del caminar cristiano, la fórmula es la misma. El apóstol San Pablo aconsejaba que “las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemado” (Tit.2:3-5).

Luego, a su vez, San Pedro dijo: “Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes” (I Pe.5:5).

LOGRANDO LA CONEXION

Si logramos una reconciliación del corazón (aunque no lo sea en todas las ideas), y una comunión en el Espíritu Santo entre una generación y otra, podremos lograr enormes avances en todos nuestros objetivos. Esto se llama “conexión de generaciones”, y es el intento de Dios para conservar los mejores valores representados por los experimentados, enriqueciéndolos con la fuerza y la frescura de los vigentes.

Entonces, la presencia de lucha y de combate no debe ser vista como negativa, hasta cierto grado. Bajo un control y dentro de una sana discusión, es renovadora y catalizadora. Lo que afecta en sí son las guerras tribales irrespetuosas provocadas por el orgullo, cuando los diversos grupos se atacan el uno al otro dentro de una misma entidad, despreciando o condenando al otro.

Debemos esta "solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Ef.4:3). El prometió: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición” (Mal.4:5,6).

LEGADO GENERACIONAL

Proveamos espacios en tiempo y forma que promuevan el diálogo entre las partes maduras y las menudas. Ambas generaciones serán bendecidas la una por la otra. Logremos que no se miren como "competencia", sino como "complemento".

Hagamos puentes entre la generación anterior con la actual de la Iglesia, por una parte, y por la otra enfaticemos esa misma comunicación espiritual dentro del seno familiar, para que jamás se pierda lo ganado hasta ahora.

Digamos a los jóvenes: “Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da” (Dt.5:16).

Roguemos a los adultos: “Andad alrededor de Sion, y rodeadla; contad sus torres. Considerad atentamente su antemuro, mirad sus palacios; para que lo contéis a la generación venidera” (Sal.48:12,13).

Y finalmente, digamos todos juntos: “Nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre; de generación en generación cantaremos tus alabanzas” (Sal.79:13).

PASTOR ARIEL ROMERO

(C) 2021 Ariel Romero López

Citas de la Version Reina-Valera 1960

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30 VERSICULOS BIBLICOS ACERCA DE CONECTAR GENERACIONES:

Sal.79:13

Sal.48:12,13

Dt.5:16

Mal.4:5,6

I Pe.5:5

Tit.2:3-5

Dt.6:6,7

Ex.13:14

Pr.27:17

Fil.2:3

Mr.3:14

Jer.6:16

Heb.8:13

I Rey.12:8

Ex.1:8,9

Heb.11:20,21

I Tim.1:2

Hch.16:1-3

Fil.3:17

I Cor.11:1

Fil.4:9

Ef.6:4

Dt.34:9

II Rey.2:9,10

Jn.13:1

Gal.6:6

Ef.4:11,12

I Cor.4:15,16

Is.46:4